miércoles, 5 de diciembre de 2012


LAS ENSEÑANZAS DEL CASO DIAZ FERRAN

Por la boca muere el pez. Sería injusto generalizar el caso Díaz Ferrán a todo el empresariado español, pero sería ingenuo pensar que es el único caso.

Díaz Ferrán es el ejemplo de empresario que se considera al margen de las leyes y por encima de la sociedad. Probablemente, su condición durante años de patrón de patronos le ensoberbeció hasta el límite de considerarse blindado y le llevó a una fuga adelante en la que, para ser cada vez más grande, asumió cada vez más deudas hasta reventar. Su aventura en Aerolíneas Argentinas fue el principio de su fin.

Pero como en otros casos conocidos -Nueva Rumasa- u otros que desgraciadamente se producirán por delirios de grandeza parecidos a los de éste señor, se pone de manifiesto la estupidez de una ideología que ha hecho de la obtención de dinero a cualquier precio su faro y guía. Que ha hecho de la austeridad y el trabajo para los demás un ejercicio de hipocresía que no se aplican a sí mismos.

No deja de ser irónica la coincidencia de que Ruiz Mateos y Díaz Ferrán compartiesen testaferro. Eso simboliza el que desde los que aparentan ser más tontos, hasta los que se creen más listos, son igual de egoístas y chapuceros para no asumir sus responsabilidades.

En ambos casos su torpeza se ha acentuado al no querer hacer frente a sus acreedores, empresas tan fuertes o más que las suyas, que no se andan con chiquitas y han encabezado, lógicamente, las denuncias por quiebras fraudulentas.

Pero más allá del caso en sí, de la necesidad de que actúe la justicia, se dan unas características ejemplares, que deberían extenderse a otros casos similares, y que producen enseñanzas para toda la sociedad.

La primera es que durante mucho tiempo hemos asistido a una exaltación de la figura de los empresarios, sin distinciones ni matices, cuando, como en todos los colectivos, los hay listos y torpes, diligentes y diletantes, honrados y sinvergüenzas. De tal manera que esta exaltación ha  primado a los últimos sobre los primeros, a los depredadores sobre los verdaderos empresarios.

Desde la llegada del PP al Gobierno, esta ideología se ha hecho todavía más irracional, más interesada y menos distintiva.

La continua insistencia sobre la figura del empresario como el único que crea riqueza y empleo no soporta el rigor, ni siquiera de cualquier empresario serio, que sabe que sin fuerza de trabajo la creación de riqueza es imposible y que conoce, al margen de la defensa de sus intereses frente a los de los trabajadores, que sin actividad, por muchas "reformas laborales" que se hagan, no crearán ningún empleo.

La segunda enseñanza es que las llamadas a la responsabilidad y al patriotismo de algunos de estos personajes no son más que retórica. Que en el momento de la verdad si tienen que saltarse las leyes se las saltan. Si quieren llevarse el dinero fuera de la "Patria" se lo llevan, si tienen que engañar a sus trabajadores o a otros empresarios ¡Pues los engañan!.

En el caso de Díaz Ferrán, al igual que en el de Nueva Rumasa o Teconsa, implicada en el caso Gürtel, el fondo buitre de Angel de Cabo, al parecer, desvió cantidades ingentes de dinero a paraísos fiscales, las hasta ahora detectadas seguro que son muy inferiores a las realmente desviadas. ¿Pero son estos los únicos casos?. Seguro que no. A la vista de las cantidades detectadas hace no tanto tiempo en la lista de la entidad Suiza HSBC, un solo banco en un sólo paraíso, es razonable pensar que en varios bancos y en varios paraísos hasta ahora no detectados, las cantidades se multiplicarían varias veces.

El resultado de la injusta amnistía fiscal decretada por el Gobierno es un cubito de hielo comparado con lo que hay debajo del iceberg. Treinta y ocho mil euros por declaración o poco más de cien mil si se consideran las cantidades que el Gobierno ha dado por prescritas, después de no haber recogido estos supuestos, también delictivos, en su propio decreto amnistiador. en estos casos, al igual que lo de Díaz Ferrán y Ruíz Mateos,  son sólo una pequeña parte del problema real. Y ahí se encuentra una parte importante de la dificultad para crecer y crear empleo, en las ingentes cantidades de dinero evadido y en el hundimiento de la recaudación de impuestos que implica.

Es la cultura depredadora que se sigue promoviendo, la falta de castigo y reprobación para más personajes como estos, para los que su verdadero patriotismo y su responsabilidad social reside en sus cuentas corrientes. Y el resto son cuentos.

 

Andrés Gómez

 

 

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