domingo, 8 de julio de 2012


NINGUNA FRIVOLIDAD CON EL EMPLEO

El Gobierno ha mantenido formalmente la prudencia en la valoración de los, aparentemente favorables, datos del paro registrado en junio. La propaganda se la ha dejado a algún portavoz del Partido y, sobre todo, al grupo de medios afines.
Pero el dato no es tan bueno, si analizamos las series de los últimos años, no se aprecia ningún efecto de la contrarreforma laboral, y, peor aún, sí hay datos de que en esta fase contribuye a destruir empleo y las perspectivas de futuro, dadas las medidas adoptadas y las que se adoptarán, son de todo menos halagüeñas.

Como he señalado en otras ocasiones, la obsesión por la noticia -que no es lo mismo que la información- lleva a magnificar, tanto para bien como para mal, el dato de un día, sin tener en consideración los de meses y años seguidos. A algunos de los que se les llena la boca de hablar de cambios estructurales, en realidad no hacen más que puro coyunturalismo.

Es cierto que el paro registrado en junio descendió en 99 mil personas sobre mayo y que las afiliaciones a la Seguridad Social crecieron el mismo mes en 31 mil. Pero no es menos cierto que si comparamos este dato con el de junio de 2011, el paro registrado ha crecido un 12%. Es más si comparamos el crecimiento interanual medio del último semestre de 2011 con el primero de 2012, veremos que entonces su crecimiento fue del 6% y ahora es de casi el 11%. De la misma forma la caída media de los cotizantes a la Seguridad Social se mantiene inalterada en el 2% en ambos semestres.
Para los datos de junio existen razones coyunturales y extraordinarias. Es el caso, para el paro registrado y los cotizantes, de un  crecimiento de la contratación del sector turístico, como consecuencia de la temporada, que se ha retrasado con relación a 2011, año en que se inició con más fuerza en mayo. Las dificultades económicas de muchas empresas y las incertidumbres sobre el comportamiento, este año, de la demanda nacional pueden haber influido en el aplazamiento de decisiones. Por lo que se refiere al número de cotizantes no hay que olvidar la finalización del plazo para dar de alta en el nuevo sistema a empleados de hogar, que aporta, de forma extraordinaria, algunos miles de afiliados al dato de este mes.

Pero tampoco hay que olvidar otros factores, que se verán con mayor nitidez en la evolución de la Encuesta de Población Activa a los largo de este año, y que también afectarán al número de los inscritos como desempleados. De un lado el retorno, aún lento pero creciente, de inmigrantes a sus países de origen. De otro la salida de jóvenes españoles de nuestro mercado de trabajo para buscarse la vida en otros países. En ambos casos la mayoría estaban inscritos como parados y dejan de estarlo.
Es obvio que un mes, y menos con los condicionantes expuestos para junio de 2012, no es índice de nada. Lo es más analizar las tendencias y los datos económicos para prevenirnos de lo que puede suceder en el futuro.

La economía española sigue teniendo una gran dimensión y todavía el mercado laboral se mueve en magnitudes del entorno de 17 millones de empleos. Pero al mismo tiempo las medidas de recorte del gasto público están reduciendo miles de empleos cada mes en este sector y las previsiones de nuevos recortes amenazan con acelerar esta tendencia. Al mismo tiempo, en el sector privado, la reducción de salarios está recortando el consumo, lo que está y seguirá afectando al empleo en la industria y los servicios. Los datos del Ministerio del ramo muestran además una aceleración de los procedimientos de regulación de empleo desde que entró en vigor la reforma laboral  que afectarán a miles de trabajadores más.

¿Qué razones hay por tanto para el optimismo?. Sólo un cambio de políticas que comience a impulsar el crecimiento y en el que se recupere la confianza en el futuro de la Unión Europea, puede cambiar la tendencia. Eso y que se impulsen al mismo tiempo políticas de reparto del empleo y la renta existentes.
Pero eso no aparece en la agenda de esta derecha que prefiere la propaganda de ideologías rancias, y creerse que, abaratando el despido y los costes de personal, la actividad vendrá por sí sola.

Mucho hablar de "la razón" para acabar cayendo en "otra fe religiosa", la de creer que el capital especulativo va a invertir sólo por eso. Con el empleo no valen frivolidades, porque detrás de cada desempleado hay historias personales, trágicas en su mayoría.



Andrés Gómez

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