domingo, 17 de junio de 2012


LOS TIBURONES HAN OLIDO MÁS SANGRE

Ni rescate duro ni blando. Ni promesas de más Europa, de políticas bancarias, monetarias y fiscales comunes. A pesar de todo la prima de riesgo sigue subiendo y los vaivenes de las bolsas continúan.

Los mercados ya han hecho sus apuestas: no les gusta el euro ni Europa Unida, quieren seguir sometiendo a la política y comprar barato todo lo que tenga valor para que su dominio sea irreversible.

Pero ¿qué son los mercados?. Una buena pregunta, a la que algunos nos responden que somos todos los que tenemos ahorros y los movemos a través de unos agentes, que buscan beneficio a cualquier precio, porque en ello les van sus retribuciones multimillonarias y su status. Esa es una parte de la verdad, pero no toda.

No tienen el mismo poder ni capacidad de influencia los millones de ahorradores que mueven unos miles de euros o dólares, que unos pocos cientos o miles de fortunas y brokers que  mueven billones, y que, en una economía globalizada lo hacen sin control entre países, ora en los que tienen regulación, ora en paraísos fiscales, según les convenga en cada circunstancia. Los primeros recogen las migas del festín, cuando no pagan su osadía de nadar entre tiburones, mientras los segundos deciden y se comen la carne.

El problema es que mientras que los que tienen capacidad de mover mucho dinero sin trabas, pueden decidir en minutos, la reacción de la política en el ámbito europeo es un camino plagado de obstáculos, que lleva meses o años.

Así las cosas, en España se ha pasado de una creciente internacionalización económica, en que un cogollo de grandes empresas, se permitían comprar otras empresas a lo largo y ancho del mundo, a otra en que tienen dificultades para refinanciar las deudas con que las compraron.

Es curioso que algunos de los que recomiendan a las familias, que según ellos han vivido por encima de sus posibilidades, que vendan lo que no puedan financiar, no se hayan aplicado el cuento y hayan sido tan remisos a hacerlo ellos.  Pero en las últimas semanas, ante la presión de la situación, algunas están empezando a hacerlo, aunque en un momento francamente malo, y con riesgos, en algún caso, de vender con pérdidas.

Constructoras como ACS, OHL, FCC o Abertis, Telefónica, Endesa, Iberdrola, PRISA, Abengoa o Arcelor, así lo están haciendo.

En esa costumbre de culpar a la política de todos los males, y la "mala política" si es responsable de muchos, a veces se olvida que la arbitrariedad, el exceso de codicia y cualquier justificación de los errores, también se producen, y multiplicados, en el mundo empresarial. Algunos se dan cuenta ahora de que para reducir su endeudamiento deben vender activos y que, si lo hubiesen hecho al iniciarse la crisis, habrían vendido en mejores condiciones, reduciendo su endeudamiento y, que con menos deuda privada, la situación macroeconómica de España sería ahora mejor.

Por su especial situación, mención aparte merece el caso de las entidades financieras y en especial las cajas de Ahorro.

Sin incluir las promotoras o constructoras de vivienda y obra pública, las cajas intervenidas -Bankia, Catalunya Caixa y NCG- tienen participaciones significativas en empresas potentes como Iberia, Indra, NH Hoteles, SOS Cuétara, Mapfre, Enagas, Iberdrola, Fenosa, CLH o Aguas de Valencia. Si la presión acabase contagiando a La Caixa la nómina de empresa participadas se ampliaría a Gas Natural, Repsol, Telefónica o Agbar.

Eso nos da una idea de una parte de la sustancia que se ventila con el rescate al sector financiero español y del porqué la presión de los mercados a España es difícil que baje, a pesar de los esfuerzos que se realicen.

Los tiburones han olido sangre y están esperando a que procesos precipitados de reestructuración, forzados por las circunstancias, lleven a ventas a precios de saldo de activos que tienen valor y tendrán más en el futuro, pero que ahora están vapuleados por la debilidad de sus propietarios.

Si se está haciendo un esfuerzo que al final, de una u otra forma, pagaremos todos los españoles, para rescatar a las entidades financieras, la venta con pérdidas de estos activos, meter dinero para financiar las pérdidas de esas ventas, sería, una vez más, dar dinero de todos para que unos pocos, hagan cada vez negocios más suculentos.



Andrés Gómez

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