viernes, 8 de junio de 2012


RESCATE SI O NO

¿Es esa la cuestión?



Como decía recientemente Wyoming, "con tanto rescate sí, rescate no, vamos a acabar despistando al secuestrador".

Cuando en 2010 se obligó al Gobierno de Zapatero a un giro radical y sin matices a su política, se empezó a servir la intervención de la economía española. Con la llegada al Gobierno de Rajoy y su aceptación sin críticas de las recetas de Merkel, empezaron a llegar a la mesa platos más fuertes, aunque la torpeza del cocinero y la impericia de los camareros, han puesto el comedor patas arriba.

En seis meses de gobierno PP se ha multiplicado la desconfianza en España y, al problema del excesivo endeudamiento privado empresarial se ha añadido, como consecuencia de la crisis de Bankia, más dudas sobre la capacidad de  pago del sector bancario.

Los hombres de negro de los que habla Montoro no han venido, pero los de gris -los auditores y los de Goldman Sach- ya están. Los segundos han valorado el agujero de Bankia y los primeros están evaluando, en el plazo record de un mes, lo que el Banco de España ha tardado años.

La cuestión del rescate no es meramente nominativa sino de contenido. Desde el inicio de la crisis en nuestro país se sabe que el principal problema de endeudamiento no es del sector público, sino del privado, y en su mayor parte empresarial y financiero.

Así, la mayoría de los esfuerzos, que se están descargando en forma de recortes sobre los ciudadanos, tienen como objetivo elevar los márgenes de las cuentas públicas, para  que sea el Estado quien pueda garantizar en el futuro el pago de estas deudas.   

Es obvio que el rescate de España, por dimensión, capacidad de generar riqueza y repercusión en el conjunto de la UE, no será como el de Portugal o Grecia. Esto condicionará su forma, aunque no pone en cuestión el fondo, porque si por rescate se entiende recibir una financiación que somos incapaces de generar nosotros mismos a cambio de aceptar nuevas condiciones de ajuste y mayor intervención de la UE, se llame como se llame, eso es lo que está pasando.    

Aún no se conoce la forma en que concretará el apoyo pero, aunque se consiga, como parecen señalar las últimas informaciones, que sea como ayuda directa a través del FROB a los bancos con problemas, que ya están nacionalizados y por los que responde el Estado como accionista, la Comisión, el BCE y algunos portavoces del gobierno alemán, ya han anticipado que el apoyo tendrá contrapartidas.

Las críticas desde  estas instituciones al comportamiento del Gobierno de Rajoy han avanzado cuáles serán las nuevas condiciones: subida del IVA y otros impuestos indirectos, recortes en prestaciones por desempleo y pensiones, menor gasto en autonomías y ayuntamientos, menos empleados públicos y mayor presión para  bajar salarios en el sector público y en el privado.

Para evitarle problemas políticos a Rajoy, es probable que las condiciones no se expliciten y que, de una u otra forma, sí formen parte de los nuevos recortes que el Gobierno adopte para cumplir el objetivo de déficit en 2013 y 2014.

Como decían los viejos marxistas "la práctica es el criterio de la verdad" y será en ella, cuando veamos las nuevas vueltas de tuerca que dé el gobierno, cuando constatemos el coste del rescate.

España está condicionada por la UE, a su vez condicionada por un Gobierno de Merkel que, para los países deudores, sólo contempla extremar la austeridad e incrementar el ahorro para pagar a los acreedores. Para justificarlo usa clichés ideológicos que, como no se corresponden con la realidad, no facilitan la comprensión y sí la irritación de las poblaciones concernidas.

Se ha corrido la especie de que los salarios y las cotizaciones sociales españoles son más altos que los alemanes, que las pensiones y las prestaciones por desempleo son más generosas y los impuestos sobre la renta de las personas y las empresas más altos, sin que ningún dato lo corrobore y sí al contrario con los datos de la Base oficial de la CE, Eurostat. Muchos altos funcionarios de la UE o el Gobierno alemán muestran un desconocimiento absoluto de la realidad española y aplican criterios condicionados por su ideología y la realidad de sus países y, probablemente, por la información y criterios, también ideológicos que les transmite el Gobierno del PP.

Ni la generosidad pública ni la competitividad condicionan estas decisiones. Los motivos reales están en buscar la forma más fácil de reducir el gasto público y seguir recomponiendo el excedente empresarial, con el objetivo de facilitar a las empresas el pago de sus deudas y situar al Estado con capacidad para responder por los que no las paguen. Es decir se trata de seguir ampliando los ámbitos y los márgenes para el negocio privado a costa de lo que sea, o lo que es lo mismo, la concepción ideológica de la derecha de toda la vida.

La llegada de Hollande a la Presidencia de Francia ha introducido nuevos equilibrios que, incluso, han llevado a Rajoy a abrazar la necesidad de políticas de crecimiento y los eurobonos, que rechazaba hace sólo unas semanas. ¡A la fuerza ahorcan!.

Pero, desgraciadamente, la balanza entre derecha e izquierda en Europa, todavía está muy inclinada a favor de la primera, lo que vaticina que los cambios van a ser moderados y lentos.

Se avanza en la idea de regulación y autoridad bancaria comunes, y en la posibilidad de un Fondo de Garantía de Depósitos, aunque sea parcial, común. Aunque sólo sea un paso ¡Bienvenido sea!.

Merkel lo condiciona a política y autoridad fiscal también común. Aunque su propuesta se limita a las "políticas de estabilidad", de reducción de gasto, y al sheriff que la controle, pero no se dice ni una palabra de armonización de impuestos.

Cualquier avance en políticas comunes es positivo, dada la maltrecha salud de la UE. Pero es sintomático que se empiece por los bancos y el control del gasto público y no se diga una palabra sobre los ciudadanos o la necesidad de mayor democracia.

Lo positivo es que el partido apenas ha empezado. Lo negativo que en España, blando o duro, estamos ante un rescate de los ricos, que nos va a costar nuevos recortes en los próximos meses a la mayoría de la población.



Andrés Gómez

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